lunes, 30 de mayo de 2011

El Poder de la Esperanza

Hoy voy a poner este pequeño artículo que he encontrado sobre el efecto de la esperanza en la vida. He de reconocer que estos experimentos me parecen crueles, aún así creo que merecen ser publicados para hacer ver que siempre se puede demostrar el efecto de la psicología positiva, para llevar a cabo los propósitos ...en la vida, incluso el propósito de sobrevivir en circunstancias extremas de aparente muerte inminente, aunque a muchos aún les parezca increíble. Lo encontré en un foro sobre el tema y es un artículo del psicólogo Sergio Sinay – Revista La Nación - Enero 2009.

Espero que os guste como me gustó a mí ;)

El poder de la esperanza.
 
El investigador alemán Rudolf Bilz (1898-1976), especialista en los campos de la medicina y la psicología, es autor de un célebre experimento con ratas recién capturadas, efectuado en Maguncia. Él sabía que estos animales pueden nadar; naturalmente, ochenta horas seguidas. Pero observó que, arrojadas de improviso en un tanque con agua y paredes lisas, se daban por vencidas y morían mucho antes de ese plazo. Un día más tarde repitió el procedimiento con otro grupo de esos animales, aunque a los quince minutos les arrojó unas tablitas a las que podían asirse y por las que lograrían trepar y salir. En el tercer día, Bils volvió a arrojar a este segundo grupo del día anterior al agua sin proveerles de tablitas. Las ratas nadaron ochenta horas y fueron rescatadas con vida. Bils comprobó de esta manera que el primer grupo había muerto por estrés y desesperación, mientras que el segundo grupo pudo sobrevivir porque, al haber recibido ayuda una vez, contaba con la esperanza de que esto volviera a ocurrir. “Sabían que eso era posible porque formaba parte de experiencia.” Bilz llamó a su trabajo El experimento de la esperanza.

La doctora en filosofía, psicóloga y logoterapeuta Elisabeth Lukas alude a este experimento en su libro Paz vital, plenitud y placer de vivir y se pregunta cuánto puede esperarse del potencial espiritual del ser humano si eso ocurre con los pequeños mamíferos. “En la vida de cada persona, reflexiona Lukas, hay períodos que sólo se pueden soportar con la esperanza de que un día se verá la luz del sentido brillar en el horizonte. Nadie es capaz de subsistir sin esta esperanza.” Ni individual ni colectivamente. Eso lo intuían los miles de desempleados de Amsterdam que, en plena catástrofe económica en los años treinta, plantaron por propia iniciativa los árboles que hoy constituyen uno de los pulmones vitales de la ciudad. "Nadie planta árboles si no cree en el futuro", dice Lukas al respecto.

Hay muchas personas que son plantadores de árboles. Los podemos llamar emergentes. El emergente, el que intuye o percibe que hay otros paradigmas posibles y realizables, suele tener momentos de decepción, de desconcierto, en los que llega a preguntarse si está solo o, incluso, si está loco. Pero, si sigue nadando, suele encontrarse con otros emergentes como él que acaso también desesperaron y también perseveraron.

En el fondo, sabemos que somos parte de un todo y que sólo cuando nos integramos activamente en esta totalidad sentimos que vivimos con un sentido. Es una buena razón para plantar árboles, aunque sólo sea por que cada acción de ese tipo ayude a alguien a nadar ochenta horas, pese a todo lo que ocurra a su alrededor.

Magnífico artículo para estos tiempos que corren ¿No os parece?. Me quedo con “Nadie planta árboles si no cree en un futuro”, creamos en un futuro ;)


-Evolet -